Aun rondaba en mi mente el por que me habia saludado, no entendia lo que pasaba o que habia pasado, pensaba que hubiera sido mejor si no hubiera entrado a la panaderia, pero queria aclarar algunas cosas y pense que ese era un buen momento.
- ¿Que paso?
- Queria hablarte
- Ah, bueno. ¿Ya voy saliendo, me acompañas?
- Si claro
- ¿Desea algo joven? -- pregunto el señor de la panaderia
Revise mi bolsillo, por suerte tenia 2 soles
- Un cifrut de naranja
- Ok
Salimos y fuimos a su casa
- ¿De que querias hablarme?
- ¿Como has estado? - solte una risa amigable - ya ha sido bastante tiempo ¿no?
- Si, pues. No sabia nada de ti.
- Es que entre al britanico, aqui de la bolichera, y he estado algo ocupado.
- Ah.
- Oye, ¿cuando vamos a caminar por miraflores?
- No se, tu dime, ultimamente he estado libre.
- Entonces te llamo pues.
- Ok.
Llegamos a la entrada de su casa, no habia tocado el cifrut, estaba ahi, mirandola, y ella a mi. ¿Que habia pasado? Ambos sabemos lo que siente el otro, pero ninguno de nosotros se atreve a decirlo.
- Bueno...
- ...
- Creo que deberias subir..
- No.. (susurró)
- ¿Que?
- (bajó la mirada) No quiero que te vayas...
- ...
- No de nuevo... (soltó una lagrima)
Me sentia mal, no podia verla llorar, en ese momento pense que todo iria normal, que todo empezaria de nuevo, pero fue algo inesperado de ella. Solo me acerque a ella y la abraze.
- Tranquila, me disculpo por todo lo que te hice pasar, te prometo que ahora todo sera diferente.
Ella levanto la mirada, le sequé sus lagrimas, vi sus ojos, esos hermosos ojos cafe, con mi mano movi su cabello que le caia en la cara.
Todo ocurrio muy rapido, no lo podia creer, una nueva oportunidad de ser feliz junto a una hermosa chica. Todo eso represento lo que paso en ese instante, un beso
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